Un fresco de la antigua Pompeya nos brinda la posibilidad de analizar el simbolismo de Teseo frente al Minotauro, y de los héroes en general.
Teseo y el Minotauro, fresco del siglo I d.C. de la Casa de Gavio Rufo, en Pompeya, es una valiosa muestra de la pintura romana antigua. Este trabajo resulta típico de llamado cuarto estilo, el cual compendia estilos artísticos previos, en donde predominaban ambientes fantásticos combinados con detalles imaginarios y enfoques arquitectónicos. En el cuarto estilo se hizo manifiesto un cierto barroquismo conceptual, definido por espacios acentuados e ilusionismos ópticos. Muchas de las obras de este periodo incluyen estucos para generar relieve.
Unánimemente reconocida como una de las pinturas más destacadas del cuarto estilo, Teseo y el Minotauro, exhibe una patente influencia del arte griego, por ejemplo, al representar desnudo al héroe. Teseo fue un adalid ático que logró de entre varias proezas y con el auxilio de la princesa Ariadna, derrotar al Minotauro en el Laberinto de Creta. A lo largo de la historia del arte han aparecido numerosas representaciones acerca del mito de Teseo y el Minotauro, sin embargo, quizás sea en este fresco antiguo en donde más se exprese el profundo simbolismo de la heroicidad.
Mitologías del héroe
El héroe, habitualmente producto de la unión de un dios o diosa con un mortal, alude al vínculo de las fuerzas trascendentes y las terrenales. Y si bien, los héroes no gozan de la inmortalidad particular de los dioses, en cambio, sí ostentan durante toda su vida un poder sobrehumano, cual si se tratara de una deidad encarnada o humano divinizado. Incluso varios mitos relacionados con los héroes nos relatan como ellos han sido capaces de hacerse inmortales, tal y como es el caso de Heracles y de Pólux. De vez en vez, los héroes surgen de sus tumbas para proteger de acechantes enemigos a las ciudades que se han puesto bajo su amparo. En este caso, el paradigma del héroe clásico es el formidable Heracles.
La hazaña de la verdad
En el fresco Teseo y el Minotauro- cuyo autor es anónimo- se hace patente también, la voluntad de representar la figura del héroe, con respecto a los demás. En esta obra no se retrató a Teseo en el combate con el terrible ser mitad toro y mitad hombre, o bien, escapando del peligroso laberinto. En cambio, el autor trató de captar la imagen que el salvador proyecta ante la gente agradecida por haberla librado de una amenaza mortal. Teseo en su desnudez expresa la verdad del logos, que sobresale triunfante sobre cualquier tergiversación, y consolida así la realidad social.
Defensa de lo real
Teseo, como héroe, representa además, al impulso evolucionante de la conciencia, su pugna en contra de los monstruos de la perversión. Por ello, es habitual que los héroes cuenten con adornos y atavíos relacionados con el sol, cuya luz- otra referencia a la verdad- derrota siempre a las tinieblas heladas de la muerte. En el fresco Teseo y el Minotauro se hace manifiesto lo que Carl Gustav Jung denominó como “la llamada del héroe”, es decir, una referencia de la evolución creadora. Jung en las cifras de la libido, halló una relación entre lo heroico con la potencia del espíritu, esa voluntad recta de ser que consigue la primera y más importante victoria del héroe: la que logra sobre sí mismo.
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