lunes, 3 de junio de 2013

Baciccio: el Cielo y lo Circunvalante




En una obra pequeña pero muy amena, Karl Jaspers, cita al neoplatónico Plotino en un hermoso pasaje que enuncia lo siguiente:

“A menudo, cuando despierto del sopor del cuerpo para volver en mí, veo una maravillosa belleza: entonces creo con la mayor firmeza en mi pertenencia a un mundo más alto y mejor, obra enérgicamente en mí la más gloriosa de las vidas y me hago uno con la Divinidad”.

La sabiduría de Héctor

Es posible que ser humano implique ciertos límites. Pero de igual manera, el tratar de superarlos corresponde a su singular naturaleza. Así pues, lo trascendente esta allí, pero nada más; por su parte el hombre, al tratar de alcanzarlo, permanece en total dinamismo: vive a plenitud. Por lo tanto, el hombre frente a lo divino siempre obtiene un sutil triunfo, efímero pero cierto, en su tentativa existencial. Veamos el caso de Héctor, por ejemplo.

Pietro da Cortona: problema y misterio

Gabriel Marcel, escritor y filósofo francés, parte de una distinción precisa, para ingresar en los ámbitos profundos de su reflexión. De acuerdo a este autor, hay una diferencia capital entre problema y misterio. El primero es una interrogante que se presenta delante de un sujeto, desde una perspectiva meramente fáctica, y por lo consiguiente, cuenta con la posibilidad de ser resuelta sin que el sujeto tenga que ver en ello. Los humanos, ante ciertos acontecimientos, no son más que impotentes contempladores y solo pueden atestiguar el modo en el que los eventos se ven alterados por influencias ajenas. Incluso, es posible que el verdadero cometido de la vida sea solamente prestar atención del fenecimiento del mundo y no hacer lo posible por demorar el indefectible paso de la muerte.