Aunque la cromatografía se ha desarrollado mucho en las
décadas recientes- por un impulso que comenzó mucho antes, con las investigaciones
de Herbin, Henri Pfeiffer y sobre todo, Kandinsky- , la simbología de los
colores ha preservado toda su relevancia tradicional.
El primer distintivo del simbolismo de los colores, es su
carácter universal, no en términos estrictamente geográficos, sino en todos los
campos del ser y del saber, patente, por ejemplo, en la cosmología, la
piscología, la religión y por supuesto, la creación plástica.
Los colores y sus referencias
Las lecturas de los colores pueden ser diferentes, y el
amarillo, por mencionar solo un caso, tener diferentes referencias de acuerdo a
las regiones culturales. No obstante, a final de cuentas, los colores
prevalecen de manera permanente, como un fundamento capital del pensar
simbólico, en especial, en el arte.
Los colores del arco iris, que son siete: rojo, anaranjado,
amarillo, verde, azul, azul celeste y violeta (aun cuando se piensa que el ojo
humano puede captar, a partir de estos siete, hasta 700 tintes), han recibido
interesantes correspondencias a lo largo de la cultura, con elementos como las
siete notas musicales, los siete planetas del sistema solar, los siete días de
la semana, etc.
En lo que respecta a la pintura, se pueden identificar los
siguientes simbolismos: el rojo y el naranja, aluden al fuego y el negro o
marrón, a la tierra. Por lo que se refiere a la espacialidad, también queda
simbolizada a través de los colores: el azul se relaciona con la dimensión
vertical: azul celeste en lo más alto, azul oscuro en la base; mientras que el
rojo, refiere a la dimensión horizontal: rojo más claro en el oriente y rojo
más oscuro en el occidente. El negro, por su parte, es el tiempo, mientras que
el blanco simboliza lo intemporal y todo lo relacionado con ello: la dinámica
de luz y oscuridad, la fuerza y la debilidad, el sueño y la vigilia.
Las cifras cromáticas del ser
En lo que se refiere a los colores contrapuestos, estos
refieren al dualismo inherente al ser. Prendas de vestir de dos colores, o dos
bestias enfrentadas, una blanca y otra negra; dos danzantes, uno albo y otro
bruno, etc. En la pintura, imágenes coloreadas de esta manera simbolizan a
choques de fuerzas que se presentan en todos los estratos de la realidad, desde
los espacios siderales hasta las dimensiones microscópicas. En muchas
obras de arte, el negro representa las fuerzas de la noche, perniciosas e
involucionantes; mientras que el blanco se relaciona con las fuerzas positivas,
diurnas y fomentadoras de evolución.
Es importante, con referencia a lo anterior, rescatar
también el simbolismo del color negro como potencia germinadora. Carl Jung fue
quien ponderó al negro como el color de los orígenes, de los principios
cósmicos, de los génesis, del instante eterno antes de la explosión
radiante- cromatismo jubiloso mezclado- del universo entero.
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