La lectura más reveladora de la obra Las consecuencias
de la guerra (1638), la realizó el propio autor, Peter Paul Rubens (1577-1640).
Cuando este pintor flamenco le hizo llegar la obra al también artista Justus
Sustermanns, agregó una carta en donde desarrollaba un extenso comentario sobre
esta composición y hacía patente su gran profundidad.
Dramática alegoría
De acuerdo a tal explicación, Rubens intentó en tal obra
plasmar los horrores derivados de la Guerra de los Treinta Años. En la parte
central del lienzo, Venus pugna, sin éxito, por detener al dios de la guerra,
Marte. La furia Alecto, por su parte, tira del dios con imperiosa ansiedad, al
tiempo que la peste y el hambre aguardan ansiosos por la devastación inminente.
La atmósfera sombría del cuadro se encuentra imbuida, además, por un notable
dinamismo.
Temor y desesperación
En la parte izquierda de la composición, aparece el templo
de la diosa Juno con las puertas abiertas. Este detalle resulta significativo,
puesto que, en la Grecia Antigua, el templo de Juno solo se cerraba en periodos
prolongados de paz, por lo tanto, las puertas abiertas simbolizan, en el cuadro
de Rubens, el seguro advenimiento de la guerra. De esta manera, el autor ha
expresado con magistral técnica e intensa expresividad un ambiente de caos y
desesperación, causado por los horrores de la violencia. Por ejemplo, sobresale
el dramatismo del gesto angustiado de Europa, quien levanta las manos al cielo.
Pero además de los seres humanos y las criaturas
divinas, las ciencias y las artes también padecen los estragos de la guerra.
Rubens ha querido manifestar esto último, con el detalle de los objetos
esparcidos en el suelo, los cuales, Marte pisa sin consideración: instrumentos
de arquitectura, un laúd, un dibujo y un libro abierto. Frente a la faz
pavorosa de la guerra, el amor, la concordia, la belleza y la armonía, devienen
en odio, discordia, ciega destrucción y muerte.
Una obra paradigmática
Rubens completó Las consecuencias de la guerra, dos
años antes de su fallecimiento. Por ello, esta composición, realizada en la
cima de su arte, logró plasmar con altas cotas de emotividad, no únicamente los
eventos que motivaron este cuadro, sino, aún más importante, la esencia misma
de la guerra. Por esta razón, esta obra maestra se mantiene plenamente vigente.
Su dramatismo solo puede compararse con una obra genial y paradigmática, creada
por otro maestro: se trata de Guernica, realizada en el siglo XX por
el español Pablo Picasso.
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