Los miembros de un grupo de música jazz se exhiben en la
obra perfectamente alineados, a la manera de un friso estático. Las tonalidades
cromáticas que presentan parecerían aleatorias, y han sido aplicados al lienzo
de un modo poco ortodoxo. De hecho, la superficie de la obra se nota rayada,
frotada y manchada para darle forma al contorno de las figuras. El efecto final
se asemeja mucho al del graffiti, en el arte urbano, con un aire de desenfado y
espontaneidad también relacionado con la creatividad infantil.
Un estilo único
Se trata de la obra Jazz (1944) del artista francés,
Jean Dubuffet (1901-1985). Este polémico creativo consideraba que el arte más
puro era el más alejado de los convencionalismos, por ejemplo, el de los
enfermos mentales, los niños o las personas sin preparación estética. Motivado
por esta convicción, Dubuffet manejó el término Art brut (arte en
bruto), para referirse a esta creación plástica surgida a partir de cierta
marginalidad. De inicio, las composiciones de Dubuffet no fueron bien recibidas
por parte del público, incluso al grado de producirse situaciones de burla y
agresiones físicas a las obras, en el marco de ciertas exposiciones. No
obstante, con el paso del tiempo, esta perspectiva cambié, y hoy, su figura es
evocada con admiración y respeto. Jean Dubuffet ha sido relacionado, en su
intencionalidad estética, con artistas como Karel Appel, Cy Twombly o
Jean-Michel Basquiat.
La voz del otro
La clave que se propone aquí para comprender el sentido de
una obra como Jazz es el concepto de inclusión. En última instancia,
lo que Dubuffet fomentó fue una revalorización de las perspectivas de grupos de
individuos que, por lo general, no se toman en cuenta para la construcción
de la realidad social. Con la irrupción de la posmodernidad, los grandes
metarrelatos justificadores de las formas tradicionales de diálogo, se
agotaron. De esta manera, el coloquio instaurador se ha abierto paulatinamente,
debido también al intercambio de ideas y perspectivas, libre e inmediato, que
los medios de comunicación masivos, sobre todo los virtuales, han
favorecido. Como opinaba el filósofo de la ciencia Paul Feyerabend, en la
creación del conocimiento -de la cultura-, “Todo vale”, es decir, todos los
discursos tienen algo que aportar y Dubbufet, con su postura estética, ha
colaborado grandemente en toda esta apertura de paradigmas. Los músicos
representados en Jazz exponen, como gran parte de la obra de
Dubuffet, una autonomía jubilosa y manifestante, que nos dice, nos expresa,
lo que está allí de una manera completamente diferente y tiene el derecho de
ser percibido justo de esa manera.
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