martes, 20 de mayo de 2014

Los de abajo, de Mariano Azuela: destino y eticidad

Una gran novela puede tener tema específico como base, pero por obra de la excelencia de su composición y del sentimiento vertido eh su planteamiento general, se potencializa, hasta alcanzar los niveles de la universalidad. Tal es el caso de, la novela titulada “Los de abajo” la obra más importante del literato Mariano Azuela, uno de los exponentes más importantes de la narrativa revolucionaria mexicana.



Crónica de sangre y fuego

La magna elaboración de Mariano Azuela principia un modelo de narración que se tornara rico en forma permanente, la dedicada a la crónica, anales de sangre y fuego, de la Revolución Mexicana. Azuela se brinda generosamente en detalles sobre acontecimientos históricos, beneficiándose de la cercanía en el tiempo, de lo registrado literariamente.

“Los de abajo” es también la epopeya de un solo hombre, el caudillo Demetrio Macías, un héroe ficticio, su idealizada estampa magnífica y conmovedora. Macías es uno de tantos afectados por las arbitrariedades de las inestables administraciones gubernamentales de su tiempo, que se ve orillado a dejar su hogar y separarse de su familia, para lanzarse a una cruzada personal en contra del gobierno.

A lo largo de dos años, Macías se erigirá como el líder de una partida de inconformes, tomado para ellos la imagen de un luchador social, duro, pero noble y desinteresado. A la postre, las pugnas por el poder y las rivalidades por la áspera cotidianidad, terminarán por separar a su grupo, principalmente cuando Macías pierde a su más cercano colaborador, el periodista y médico Luis Cervantes. Finalmente, Macías logrará su venganza, poco antes de morir.

El destino y los héroes

Azuela logra transmitir la sensación de que todos tenemos la posibilidad de acceder a un estado de eticidad definido por el heroísmo. Se trata de una nobleza de superación propia, que más allá de llevarse a cabo por el cumplimiento de ciertos valores morales, lo consigue asumiendo una circunstancia de realidad personal, pensándola como destino por solventar.

Como Demetrio Macías, todos estamos arrojados a un mundo que no elegimos, y al que tenemos que afrontar con todas las posibles alternativas que se encuentren a nuestro alcance. Pero, cuando la situación de vida que nos atañe resulta tan adversa como la de los revolucionaros mexicanos, y aún así tenemos la fuerza interior de visualizarla como un destino, entonces los valores morales todos han sido superados, y una poderosa heroicidad sublima la esencia de todo individuo.

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