jueves, 8 de mayo de 2014

La tecnología y la ciencia

Mucha gente tiende a considerar a la ciencia como relacionada directamente con la tecnología. Y en efecto, acaso no podría pensarse en la una sin la otra. La tecnología sin la ciencia aparece como el ciego afán por controlar y explotar ciertos campos del mundo sin comprenderlo del todo y la ciencia, sin los desarrollos tecnológicos no es más que una serie de modelos del mundo abstractos y sin relación alguna con la realidad humana del día a día. Pero incluso podemos ir más allá e imaginarnos posibles mundos en donde la ciencia o la tecnología existieran sin la otra. 




Tecnología sin ciencia 

En un mundo así, los planteamientos de la realidad más elementales e improbables servirían como pretexto para el manejo irreflexivo de los recursos naturales. Se construirían soluciones inmediatas a los problemas cotidianos, sin pensar mucho en las consecuencias. Esto a corto plazo puede ser dañino para el medio ambiente y la salud. Aparecerían los gadgets más curiosos, algunos muy avanzados y aprovechables, pero otros innecesarios y superficiales. No habría lugar para los grandes cambios de paradigmas y a la larga la evolución de las sociedades se vería estancada. 

Ciencia sin tecnología 

En este caso tendríamos un mundo demasiado disperso en sus paradigmas. Habría muchos puntos de vista diferentes acerca de los fenómenos del mundo y no se podría llegar a acuerdos para hacerlo avanzar. Las naciones no cambiarían en sus modos de desenvolverse. Las más variadas ideas y planteamientos se propondrían pero sin darles un darles un aprovechamiento práctico. Se conocería mucho del mundo en sus procesos y naturales dinámicas, pero sería un saber estéril, incapaz de ayudar a las personas a tener una mejor calidad de vida. Se perdería mucho tiempo en bizantinas discusiones y debates, mientras que en las calles habría grandes carencias y poco bienestar. 

Saber y hacer 

Los escenarios anteriores nos arrojan a una situación dialéctica en donde el saber del mundo y el hacer cosas diferentes con ese conocimiento serían los momentos determinantes en el desarrollo de las sociedades. La clave para que esta dialéctica sea fructífera es que la ciencia y la tecnología se desenvuelvan una con respecto a la otra y que además, siempre estén orientadas por la búsqueda de un mayor bienestar para las personas. También es indispensable que, tanto la investigación científica como los desarrollos tecnológicos sean abiertos para todos, sin que sean aprovechadas por algunos grupos privilegiados.

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