martes, 20 de mayo de 2014

Dioses, héroes y prodigios chinos y aztecas

Culturas separadas por completo en el tiempo y en el espacio, tienen en común el presentar una visión del mundo por completo ajena a nuestra perspectiva racional-occidental. Comparemos algunos dioses, héroes y prodigios chinos y mesoamericanos. La sensibilidad de la cultura china antigua supo simbolizar poéticamente los misterios profundos de la naturaleza. La profundidad de su intuición se hace patente en sus figuras mitológicas.



Lei-Kong y Tláloc

Lei-Kong era el dios chino de los fenómenos atmosféricos. Se trata de la deidad de los relámpagos y tenía el cometido de herir con un puñal a los responsables de delitos que no alcanzaban a ser resueltos por la justicia humana. Quienes eran perseguidos injustamente lo veneraban y convocaban.

Su imagen era la de un viejo cansino de piel azul. Tenía zarpas de búho, rostro demoniaco de mentón caprino y orejas puntiagudas. En su cinturón lleva colgados algunos tambores que hace sonar para producir el estruendo de los rayos. En su labor de hacer llover contaba con el apoyo de su consorte la diosa Tien-Mu y otras deidades menores.


Por su parte, Tláloc, el dios de la lluvia del México antiguo, era un ser pintado de azul, negro y amarillo. Llevaba una máscara con unos grandes anteojos formados por dos serpientes entrelazadas, cuyos colmillos constituían las dentadas fauces del dios. Sus ropajes estaban adornados de piezas de hule en forma de gotas, que aludían la lluvia, tarea que le correspondía al dios. Para realizarla contaba con el apoyo de su esposa la diosa Chalchiuhtlicue, y sus ayudantes los diosecillos “tlaloques” quienes hacían chocar grandes ollas de barro para provocar los truenos y la lluvia.

How-Yi y Huitzilopochtli

How-Yi era un famoso y diestro arquero. Era consorte de la diosa lunar Cang-O. En el pasado legendario chino se aparecían constantemente diez astros en el firmamento. Su presencia en los cielos provocaba la ocurrencia de conflagraciones devastadoras, y otros numerosos daños a los pueblos de China. How-Yi entonces derribó a nueve de ellos con sus flechas. Gracias a esta acción el orden del cosmos pudo restablecerse.

En el México prehispánico, Huitzilopochltli, el dios colibrí de los mexicas, nació adulto y armado con su rodela y una serpiente de fuego que blandió en contra de quienes deseaban acabar con su madre, Coatlicue, la tierra. Huitzilopochtli derribó a su hermana Coyolxauhqui, la Luna y los Cuatrocientos Surianos, las estrellas, para que así el sol volviera a surgir. Este combate se repite eternamente.

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