Si hay algo que define a una nación son sus raíces, y en la medida en que estas perduren más allá de los cambios sociales e históricos, la fuerza vital que hace progresar a los pueblos se hará sentir ilimitadamente, en una nación determinada. En el caso de México, su mayor riqueza no está quizá en sus vastos recursos naturales, sino, más bien, en su acervo cultural e histórico. La mayor valía de México, como nación y no solo como un punto geográfico, yace en los pueblos indígenas que allí habitan. Se trata de descendientes directos de los pueblos indígenas prehispánicos que definieron la idiosincrasia y el imaginario de este país. Por lo tanto, es importante que sus lenguas y costumbres perduren, puesto que en ello radica la mejor oportunidad de que la nación mexicana mantenga su esencia, más allá de las circunstancias del exterior, del contexto internacional. A continuación, e inspirado en la reflexión previa, les presentamos cinco versiones del himno nacional mexicano, interpretado en cinco lenguas indígenas de las más representativas de esta nación latinoamericana: nahuatl, maya, mixteco, otomí y mazateco.
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