Aristóteles consideraba a la naturaleza como la sustancia de la cosa, su forma necesaria, y su ser, como la perfecta realización de su esencia.
A la naturaleza se le ha definido, de acuerdo a los discursos filosóficos, en cuatro formas, distintas en apariencia, pero vinculadas de una profunda manera. Primero, como principio de la sustancia o el movimiento; a continuación, como relación causal u orden inherente; en tercer lugar, como exterioridad opuesta a la interioridad de la conciencia, y, finalmente, como el punto de conciliación de diferentes vías de investigación.
No obstante, es de la primera interpretación, planteada por Aristóteles, de donde parte el nexo que vincula a estas variadas maneras de comprender la noción de “naturaleza”.
Principio de vida
La naturaleza, interpretada por como principio de lo viviente y del movimiento de las cosas, es la concepción más antigua y respetada. De hecho, esta es la idea que ha determinado la utilización del término en el ámbito cotidiano. El filósofo griego Aristóteles fue quien enunció por primera vez este planteamiento, de la siguiente manera: "el principio y causa del movimiento y de reposo en la cosa en que ella se halla, inmediatamente, por sí misma y no por accidente".
Esencia vital
Aristóteles considera a la accidentalidad como separada de la naturaleza, para distinguir a esta última, de la obra humana. Derivado de ello, la naturaleza también puede ser identificada con la materia, pero solo si se da el caso, como en el pensar de los presocráticos, de que la materia lleve dentro de sí ese mencionado principio de transformación y de movimiento. Por lo consiguiente, es este principio la sustancia o la forma de una cosa, y es lo que determina, en última instancia, su desarrollo y lo que es. Por ello, desde Aristóteles, la naturaleza puede comprenderse como sustancia, forma o esencia necesaria. Las cosas poseen su verdadera naturaleza al realizarse de acuerdo a su forma, cuando se concretan perfectamente en su sustancia.
Causa final
En resumen, la definición más acertada de naturaleza como principio vital es la del Estagirita: “la sustancia de las cosas que tienen el principio del movimiento en sí mismas”. Precisamente, a esta idea aristotélica, pueden ser reducidas las interpretaciones posteriores del término. La naturaleza no es aquí solamente causa, sino causa final, por ello, la tesis finalista de la naturaleza se halla normalmente vinculada a esta visión. Este concepto expone, en síntesis, dos de los fundamentos del pensamiento metafísico de Aristóteles: la naturaleza para este filósofo combina sustancia y causa, y tal perspectiva ha dominado desde entonces la ruta de la especulación occidental.
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