El problema del vacío fue abordado en la filosofía griega, negándolo en términos metafísicos, o bien, relacionándolo con el fenómeno del movimiento.
El vacío se comprende como un espacio disponible para ser colmado por la materia que existe, y que, a la vez, marca los límites de la misma. En la antigüedad griega, el problema del vacío, de su posibilidad, se vio relacionado con el movimiento y su singular dinámica.
El vacío, por ejemplo, no tenía cabida para un sistema como el de Parménides, en donde el mundo captado por los sentidos, es interpretado como ilusorio, y lo que se afirma como real es el ser indiferenciado e inalterable.
Posibilidad del movimiento
Como caso contrario tenemos a la defensa ontológica del mundo sensorial, llevada a cabo por los atomistas griegos, como Demócrito, en donde se ponderan los fenómenos y se admite el vacío como condición de ser del movimiento de los átomos. En este sentido, Aristóteles, cuando niega la existencia del vacío, se ve orillado a explicar el movimiento: no exclusivamente en lo que está “lleno”, se puede presentar un movimiento de rotación, sino que, es justamente el vacío, lo que imposibilita el movimiento. Y es que, un objeto cualquiera, en el vacío, debería conducirse a una velocidad infinita, puesto que, de otra manera, no podría presentarse el movimiento violento y para que este tipo de movimiento pueda darse, tiene que haber un contacto entre el móvil y el motor.
Cuestión de espacio
Además- siguiendo con Aristóteles- considerando que el lugar de un objeto está referido por las cosas que lo rodean y, puesto que todo movimiento se reduce al desplazamiento de un cuerpo, de un sitio a otro, un objeto en el vacío no tendría lugar para ser y, por lo tanto, tampoco tendría manera de movilizarse. El Estagirita utiliza una definición elocuente acerca del espacio, enunciándolo como “el límite inmóvil que abraza a un cuerpo”. Esta concepción se deriva, muy probablemente, de la noción platónica en donde se identificaba al espacio con la materia. De acuerdo con esta perspectiva, por parte de Platón, no existe espacio donde no hay cosas materiales. De tal modo que, tanto la postura de Platón, como la de su discípulo, Aristóteles, se fundamentan en la inexistencia del vacío. Esta teoría fue la predominante a lo largo de la Antigüedad y llegó hasta los pensadores de la Edad Media, incluso hasta aquellos que no estaban de acuerdo con la filosofía aristotélica. Campanella la defendió en el Renacimiento y posteriormente fue manejada por Descartes en términos geométricos.
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