miércoles, 19 de septiembre de 2012

La serpiente en el imaginario religioso mesoamericano

Símbolo de las fuerzas gestadoras del universo, entre otros aspectos, la serpiente es un elemento importante en el imaginario indígena prehispánico.



La serpiente era el noveno signo del tonalpohualli o ciclo de doscientos sesenta días del calendario nahua. Simbólicamente fue uno de los animales más relevantes de la cosmovisión prehispánica mexicana. Refería a las fuerzas ctónicas de la naturaleza. Estaba relacionada con los espacios del inframundo. No obstante había serpientes celestiales, como la xiuhcóatl, “serpiente preciosa”. Una de las figuras más significativas del imaginario iconográfico mesoamericano, la serpiente contaba con diversos atributos, por ejemplo, las plumas, la cual la transformaban en Quetzalcóatl, “serpiente emplumada” o “serpiente quetzal”.



Una presencia trascendente

Numerosas deidades femeninas de los nahuas llevan en su tocado una serpiente, puesto que en el ámbito azteca y nahua en general, los ofidios parecen estar más vinculados a la divinidad femenina, que la incluyen como elemento ornamental en su indumentaria. La serpiente está relacionada con varios nombres de diosas, así es el caso de Coatlicue “la de la falda de serpientes”, o Cihuacóatl “mujer serpiente”. El emblema de la gran ciudad de los mexicas, Tenochtitlan, también muestra a una serpiente, en este caso siendo devorada por un águila. Una importante celebración prehispánica, llamada atamalcualiztli, incluía la ingestión de serpientes vivas así como también ranas.



La serpiente y otros pueblos mesoamericanos

En el ámbito maya, la serpiente estaba vinculada con los chicchanes, dioses acuáticos, y en este sentido aparece integrada al cielo o a la tierra. Era una simbolización de la fuerza sagrada gestadora que anima al universo. La serpiente que representaba el cielo para los mayas era la cascabel con dorso de rombos. Existen vasijas funerarias mayas con dibujos de animales y seres humanos, que parecen portar o jugar con una gran serpiente a manera de estola. Por otra parte, los indígenas totonacos veían al rayo como una serpiente y así también la lluvia que propicia el brote del maíz, por esta razón se le conocía, entre los totonacos de la sierre, como el “dueño del maíz”.


Incluso en nuestros días, los descendientes de los totonacos creen que existe una serpiente gigante que habita entre las milpas y que tiene una función bienhechora porque libera a las cosechas de múltiples roedores. A esta criatura colosal se le reconoce como la “ladre de todas las serpientes”. Además, es protectora de los animales domésticos y tiene la capacidad de producir oro. Otro pueblo indígena mexicano, los huicholes, creen que las formaciones nubosas negras y las lluvias distantes, son serpientes voladoras que esparcen lluvia multicolor. Así también el agua de lluvia que corre por el terreno y los ríos en su marcha hacia el mar, para los huicholes son serpientes.


De la misma manera el océano, las olas, el fuego y los relámpagos, en el cosmos prodigioso de los huicholes, son jubilosas serpientes de cascabel.




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