Filón de Larisa, fue un filósofo de la Academia de Atenas. Defendió un sutil escepticismo e investigó sobre la posibilidad de alcanzar la verdad absoluta.
Filón nació en la ciudad de Larisa, en el año 145 antes de Cristo. A los veinticuatro años se trasladó a la gran Atenas. Allí se hizo discípulo de Clitómaco y del pensador estoico Apolodoro. De acuerdo a algunas fuentes, Filón llegó a ser el fundador de la cuarta Academia Platónica. En el marco de la guerra entre Mitrídates y los romanos, en el año 88, Filón y varios notables se refugiaron en Roma. Allí se dedicó a dar lecciones y tuvo mucho éxito. Uno de sus escuchas más entusiastas fue Cicerón. Filón nunca retornó a Grecia, y su muerte aconteció en el año 85. Ninguna obra suya perduró hasta la actualidad.
El problema principal en el que concentró Filón su actividad reflexiva, fue el de la verdad. En un principio, desarrolló una crítica a la dogmática postura de los estoicos, con respecto al tema. Pero Filón, tampoco se aproximó a las ideas de Platón y a la perspectiva de los escépticos con relación a la verdad. Por lo consiguiente, su doctrina no es de fácil reconstrucción, y eso incrementa el interés que cobra, en el marco de la filosofía antigua.
Luz inalcanzable
Filón estaba convencido en la existencia de la verdad, sin embargo, negaba que los seres humanos tuvieran la opción de alcanzarla totalmente. La naturaleza esconde la verdad, y las personas no pueden acceder a ella, si bien, han de hacer todo el esfuerzo posible en conseguirlo. Un antiguo fragmento adjudicado a Filón, enuncia: “No renunciamos por el cansancio a la persecución de la verdad; todas nuestras discusiones, al enfrentar opiniones contrarias, no tienen más finalidad que la de hacer brotar, la de hacer surgir una chispa de verdad, o algo que se le aproxime”. De tal suerte que, si en la filosofía de Filón se niega la certeza absoluta, no es tanto por la naturaleza de la realidad, sino más bien, por las limitaciones del humano conocer.
Terapeuta de la vida
Para Filón, el rol del filósofo es similar al del médico, quien debe persuadir al enfermo para que tome las medicinas que le hacen falta, y disminuir al máximo el efecto de las falaces palabras de aquellos que recomiendan lo desacertado. El filósofo, de acuerdo a Filón, es alguien que brinda buenas recomendaciones, y así como el médico intenta devolverle la salud al enfermo, el filósofo orienta a las personas hacia la felicidad. Un detalle final, muy interesante, con referencia a Filón, es la posible enseñanza esotérica que impartía a ciertos iniciados. Esto se deriva de un comentario de Cicerón. A partir de ello, San Agustín consideraba que los discípulos del filósofo de Larisa, poseían la sabiduría de la doctrina secreta de Platón.
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