Epiménides fue un sabio vinculado con el orfismo. Su pensar, entremezclado con lo mitológico, fue crisol de posteriores conceptos de los presocráticos.
Epiménides, fascinante figura ligada al orfismo, nació en Cnosos, Creta, en el siglo VI a. de C. Existen diversas fuentes que aseguran su llegada a Atenas, pero una cierta oscuridad propiciada por el tiempo, han hecho que la existencia histórica de Epiménides haya sido cuestionada en algunas ocasiones. Y es que, en este mismo sentido, diversos episodios y anécdotas de carácter sobrenatural han hecho pensar que Epiménides se trata de un personaje imaginario o mitológico.
Prodigiosa figura
Como ejemplo de lo anterior, Diógenes Laercio, en una de sus “Vidas de filósofos”, refería que Epiménides, siendo niño, fue enviado por su padre para encontrar una cabra perdida. No obstante, en el desarrollo de esta encomienda, Epiménides se quedó dormido en una caverna durante más de cincuenta y siete años. En otro episodio narrado por Diógenes Laercio, se nos cuenta cómo, al haberse difundido su cualidad de ser amado por los dioses, Epiménides fue solicitado por los atenienses para que librara a su ciudad de una terrible epidemia. El sabio lo llevó a cabo conduciendo un grupo de cabras, blancas y negras, al Aerópago (foro público) y disponiendo que fuesen sacrificadas justo allí donde se detuviesen.
Sabio de larga vida
En lo que se refiere a la extraña longevidad de Epiménides, el escritor antiguo, Flegón, señalaba que Epiménides vivió ciento cincuenta y siete años; cierta tradición cretense, en cambio, le asigna doscientos noventa y nueve años de edad; finalmente, el presocrático Jenófanes comentó alguna vez que Epiménides murió a los ciento cincuenta y cuatro años. Como quiera que sea, en fechas recientes, la existencia histórica de Epiménides, por las numerosas menciones que de él se conservan en importantes textos de la antigüedad, ya no es puesta en duda por los especialistas en la filosofía griega.
Orfismo y filosofía
Se ha advertido una tendencia a relacionar a Epiménides, con ciertos textos órficos vinculados estrechamente con este culto en Creta. Dichos fragmentos parecen formar parte de una teogonía perdida, similar a la atribuida a Museo. Probablemente Epiménides la compusiera en los tiempos de Onomácrito. En esta cosmogonía, Epiménides, inspirado sin duda en el orfismo, considera como los principios del mundo al Aire, la Noche, y el Tártaro, justo de donde surgen dos Titanes. Estos últimos, al unirse sexualmente hacen brotar un Huevo cósmico. En estas nociones a medio camino entre la poesía, el atavismo y la religiosidad se advierte el germen de importantes conceptos filosóficos desarrollados por posteriores filósofos, como la physis de Anaxímenes (el aire) o lo indefinido de Anaximandro.
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