Para Plotino, la belleza, es algo a medio camino entre lo inteligible, es decir, el ser, y lo supra-inteligible, esto es, lo Uno o Bien.
El neoplatónico Plotino aborda la belleza a través de su particular existencia. Sus reflexiones estéticas son valiosas, aun cuando están limitadas, hasta cierto punto, por su intenso espiritualismo. Para Plotino, la belleza, es algo a medio camino entre lo inteligible, es decir, el ser, y lo supra-inteligible, esto es, lo Uno o Bien. La belleza es motivo de contemplación, pero de un tipo de contemplación muy próxima al éxtasis. La belleza es la vinculación entre el ser y lo Uno. Por ello, aquella debe ser considerada como inferior a lo Uno.
Variaciones de la belleza
En algunas partes de su obra, “Eneadas”, Plotino indica que el éxtasis máximo trasciende a la belleza, ya que poseer el Bien mismo, se perfila como más importante que la revelación en lo bello. Desde esta perspectiva, el Bien no precisa de la Belleza, en tanto que es autosuficiente y capaz de transformarse en todo momento. En contraste, la Belleza sí puede ser considerara como superior, a las ideas. Plotino plantea la naturaleza de lo bello, por medio de cuatro definiciones: 1) Lo bello es la propia esencia; 2) Lo bello es lo que irradia la idea; 3) Lo bello despierta emoción al ser contemplado, y 4) Lo bello impulsa hacia lo Uno.
Escala del ser
Con respecto a la segunda definición, esta se enfoca a la belleza desde una perspectiva formal. La belleza, de acuerdo a esta visión por parte de Plotino, es algo que pertenece a la Idea, o mejor dicho, que sobresale de la Idea. Puede comprenderse como la vinculación que tiene la esencia con lo Uno. Por otra parte, lo bello refiere al Bien más que a lo Uno, si bien este último y el Bien están plenamente identificados, puesto que lo Uno es exactamente como debe ser: el comienzo y final de todas las cosas de la realidad. Tanto el Bien como lo Uno, generan por irradiación las demás formas de realidad, las cuales, por lo consiguiente, tienen unidad y bondad inherentes, por haberlos recibido desde su propio origen: Lo Uno y el Bien mismo. Esta revelación plena es la belleza. Y así, Plotino nos señala que la Belleza es el “resplandor del Bien”, esto es, la manifestación del Bien en las Ideas. En cierto sentido, estamos ante la Idea misma, pero como procedente, en modo directo, del Bien. Plotino explica de esta forma, la atracción que motiva la Belleza y su aspecto contemplable, a la vez que incomprensible, en una postura casi mística.
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