Los tornados, tal y como sucede con todos los eventos naturales catastróficos, se proyectan en el imaginario de los pueblos de una manera contundente y profunda. No es extraño que las personas de otras épocas interpretaran estos furiosos meteoros como manifestaciones de ominosas deidades. Hoy en día, tras la continua secularización que se ha presentado en Occidente, es poco usual seguir comprendiendo a los tornados de esa manera. Sin embargo, más allá del terror y el pesar que producen en quienes sufren sus devastadoras consecuencias, los tornados parecerían ser una singular figuración del tiempo, pero no del nuestro, pragmático y fugaz, sino más bien de un tiempo cíclico, atávico y ciego, el cual, en su incontenible avance, desenmascara la realidad en su verdadera faz: cáos ilimitado y una voluntad de renovación a costa de todo. Este es el video de un tornado feroz, acontecido recientemente en Duduza, Sudáfrica.
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