La música está considerada como una de las bellas artes. Pero de entre todas ellas, también se le ha pensado como la más efímera. Sin embargo, esto solo puede ser comprendido, de esta manera, desde la percepción humana. Más allá de ella, el sonido de la música es un efecto físico, que tiene una complejidad insospechada. Por ejemplo, la percusión de una címbalo, en esta formidable secuencia en slow-motion, a 1,000 imágenes por segundo, hace patente que la música implica dinámicas físicas imperceptibles que la tornan- desde una perspectiva no sonora- un fenómeno extraño y fascinante.
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