Una de las artistas más relevantes del siglo XX, Louise Bourgeois (1911-2010) ganó celebridad con sus originales esculturas y cuadros. Bourgeois fue criada en una familia de artistas de París, sin embargo, tuvo una infancia complicada y siempre consideró a su progenitor como una suerte de tirano.
Inicialmente tenía pensado seguir estudios de Matemáticas en La Sorbona. No obstante, al final ingresó en la École des Beaux Arts, lugar en donde colaboró con el respetado Fernand Léger. En 1938 contrajo matrimonio con el especialista en arte Robert Goldwater y se instaló en los Estados Unidos. Allí se integró a la academia Art Students League. Bourgeois se acercó a los artistas europeos que huyeron de Europa por la Segunda Guerra Mundial.
Influenciada por el expresionismo abstracto, Bourgeois manejó diversos materiales para elaborar sus obras: piedra, madera, yeso y látex. Una de sus realizaciones más importantes fue el monumental conjunto de esculturas conocidas como “Personnages”. Se trata de ochenta figuras en madera que representan personas relevantes para la vida de la artista. Desde este punto se hizo patente la directriz que siempre señaló Bourgeois, acerca de que toda su obra no era más que una derivación vivencial de los primeros años de su vida.
A lo largo de los años sesenta Bourgeois exploró la sexualidad en famosas obras, como Cúmulo I (1968) y Destrucción del padre (1974). En esta última, la autora expresa los sentimientos motivados por el adulterio de su padre. Otra de sus mejores obras, es Mama (1999), una monumental escultura en forma de araña. La abrumadora presencia de esta figura- de nueve metros- queda matizada por lo vulnerable de sus largas y delgadas patas y los veintiséis huevecillos que expone en el vientre.
Otra importante creación por parte de Bourgeois fue la instalación titulada I Do, I Undo, I Redo (2000), la cual consiste en tres torres de nueve metros de altura realizadas para la inauguración de la famosa galería Tate Modern, en Londres.
La obra de esta creativa francesa es, en general, una profunda exploración de la sexualidad, la feminidad y el aislamiento. Louis Bourgeois declaró alguna vez que el arte es una garantía de cordura y que eso, justamente, era lo más importante que jamás diría.
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