La letra de Wanderlust merece un breve análisis reflexivo, porque nos deja ver la honda sabiduría introspectiva de Björk una de las artistas contemporáneas más libres y fascinantes de la música contemporánea.
El tema musical “Wanderlust” es una de las exploraciones más atractivas llevadas a cabo por la cantautora islandesa Björk a las simas del ser personal.
El video es un prodigio de imaginación que nos lleva a un mundo interior lleno de simbologías y alusiones secretas a los enigmas del mundo. Pero la letra de “Wanderlust” merece un breve análisis reflexivo, porque nos deja ver la honda sabiduría introspectiva de una de las artistas contemporáneas más libres y fascinantes de la música contemporánea.
La eterna partida sin retorno
“He perdido mi origen
y no quiero buscarlo otra vez
prefiero navegar en las leyes de la naturaleza
y ser sostenida por las garras del océano.”
Björk parte de la isla de sí misma, de esa Islandia que simboliza en su geografía límite, borde del fin del mundo, hacia el extravío orientador de su propio ser interno. “He perdido mi origen y no quiero buscarlo otra vez” Como Dante en el Inframundo, la mejor manera de hallarse en los ínferos del alma es extraviando(se) de todo lo que nos los (de)vela.
Viaje a la realidad interior
“¡Impuso por viajar!
incontrolable deseo del impulso por viajar!
pelando las capas
hasta obtener el centro.
Imagine que esto podría ser así,
fue algo esto como lo que desee
o querré más?”
El término alemán “Wanderlust” alude al deseo de emprender travesías, al anhelo de explorar la vastedad de lo conocido. Pero Björk intuye bien que el viaje más formidable es el que se desarrolla al interior, justo en donde se oculta el único continente que realmente “contiene” la libre esencia de una persona. Pero ese continente interior, al mismo tiempo lo es todo- el mundo percibido- y es una parte- en relación al infinito. Wanderlust es una incertidumbre colmadora, una inquietud que da vida “¿fue algo como esto, lo que desee o querré más?”
La casa de lo desconocido
“Sofocar el alma,
ésta implacable
inquietud,
me libera,
me da libertad
me siento en casa cuando
lo desconocido me rodea
recibo su abrazo
y abordo mi casa flotando.”
Posiblemente Björk tenga razón en su poética sinrazón, puesto que la existencia entera puede ser comprendida únicamente como un dilatado retorno a casa: a lo que se comprende más allá de la red de lo enunciable. De tal modo que, si el fin del viaje existencial a donde esa “wanderlust” nos lleva, es el silencio más allá de los días, entonces nuestro verdadero hogar es lo que se (re)conoce en el silencio, en lo que puede ser dicho de mil maneras posibles, en un abrazo metafísico a las sombras propias: una consumición voluntaria y levitante que conduzca en un viaje sin final hacia el vacío.
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