A partir de su irrupción en el territorio chino, los pensadores de esta nación asiática han criticado en gran medida al budismo. Pero las reprensiones más acentuadas se dieron por parte del neoconfusianismo, como a continuación comentaremos.
Contra el budismo
Los neoconfucianistas creían que en las doctrinas budistas no había nada plenamente valioso y sustancial. Además, interpretaban el temor particular del budismo acerca de la muerte y el nacimiento, como un producto del interés y el egoísmo de sus promotores. Los neoconfucianistas contemplaban como carente de todo fundamento la doctrina budista de la renunciación, porque, de acuerdo a su perspectiva, aun cuando un hombre fuera capaz de abandonar a su familia, nunca estaría liberado de su responsabilidad con la sociedad, aunque se ocultase en cualquier parte del mundo.
Un lugar de transformaciones y procesos
El neoconfucianismo consideraba que, todas las cosas se encuentran en un estado de transformación incesante, y que, por lo tanto, la teoría budista de la formación, duración, deterioración, y extinción, carecía de toda validez.
También criticaban acremente la perspectiva de los budistas acerca de tomar la realidad fáctica por un mero vacío, ya que, los budistas, se pronunciaban a favor de percibirlo todo, incluso los objetos más cotidianos, como apariencias del vacío, y sin embargo, se servían de ropas y de alimentos como la gente común. Para los neoconfucianistas, esto era un contrasentido muy grave: desde su punto de vista, la doctrina budista del vacío estaba motivada por un desconocimiento franco de la Razón de las cosas.
Cobardía intelectual
Otra recriminación del neoconfuciamismo en contra del budismo, expresaba que ni siquiera sus partidarios podían retirarse por completo, como proclamaban, de las relaciones humanas, puesto que, a pesar de abandonar a sus familias, ellos mismos se organizaban en grupos sociales de discípulos y maestros. Tachaban a los budistas de cobardes y codiciosos, puesto que solo procuraban su propia supervivencia, sin pensar en la de los demás, rehuyendo a todo tipo de responsabilidad social.
Las fases del neoconfucianismo
A pesar de ser esencialmente una postura crítica, en los combativos manifiestos del neoconfucianismo se advierte una particular postura ante la vida, rígida y concentrada. El desarrollo histórico del neoconfucianismo ha sido paralelo al de la filosofía china, y ha dominado el talante cultural de esa nación oriental a lo largo del último milenio, así como también el japonés. En China, el neoconfucianismo se dio en tres fases diferentes: la Escuela de la Razón (960-1279), la Escuela de la Mente (1368-1644), y la Escuela Empírica (1644-1911).
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