El mohismo es una de las disciplinas filosóficas más importantes de la cultura china. En lo que sigue, trataremos de brindar un acercamiento a las enseñanzas de Mo Tsé, una de las figuras más importantes de la historia de esta nación oriental.
El sabio Mo Tsé fue el iniciador del mohismo. Se trata de un pensador del siglo IV antes de Cristo, y como otros tantos intelectuales de su tiempo, se trata de un intenso moralista, aunque su talante es pragmático y directo. Diferenciándose del confucianismo, que promulgaba un ideal de “hombría verdadera”, Mo Tsé prefiere “promover el bienestar general y quitar el mal”.
La filosofía de Mo Tsé constituye la primera alternativa de reflexión autónoma en contra de la tradición china. Conforme se avanza más en el estudio del pensamiento ortodoxo chino, más se valora la independencia intelectual del mohismo.
Una doctrina controvertida
El mohismo es esencialmente polémico. Una de sus fuentes de discurso es la convicción de que el pensamiento de Confucio y sus seguidores no es más que mera palabrería. Además, se ocupó denodadamente a las costumbres y reglas de la cotidianidad de su tiempo. Algunas de las recomendaciones más conocidas de Mo Tsé eran: que los jóvenes varones debían casarse a la edad de veinte años y las mujeres a los quince; el no fomentar las que guerras y tentativas militares, puesto que rompían la estructura de la familia y por tanto la base de la sociedad.
Las dispendiosas ceremonias de los funerales, también eran objeto de sus duras críticas. Este severo filósofo consideraba que debía seguirse una férrea disciplina del ahorro, ya que, hasta la música que disfrutaban los emperadores en sus palacios era, desde su perspectiva, un gasto innecesario y una carga para el pueblo.
Tener confianza en la verdad
Mo Tsé propone que, para cualquier forma de pensamiento, es importante establecer una toma de posición, es decir, un análisis y una aplicación concreta. Y por supuesto, siempre considerando el bienestar del pueblo y del Estado. Otra importante noción manejada por Mo Tsé, corresponde a su perspectiva de los valores morales. Por ejemplo, la lealtad y el apego filial, a juicio de este sabio, no son valores en sí mismos, sino más bien, adquieren su vital relevancia, de acuerdo al aprovechamiento pragmático que pueda hacerse de estos rasgos de las relaciones humanas.
Así entonces, todo valor se reduce al beneficio potencial que puedan generar, en cada oportunidad. Finalmente, vale la pena comentar la doctrina de Mo Tsé, acerca del Amor Universal, que sostiene una correlación entre la mayor dicha pensable para el número más grande de seres humanos, en la medida en que puedan “amarse unos a otros y beneficiarse entre todos”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario