Conocer a Confucio es penetrar de lleno en el corazón de la cultura china y por tanto de su esencia. Su vida fue agitada y muy productiva. Confucio, junto con Lao Tse y Buda, son las tres figuras más importantes del imaginario cultural del pueblo chino. Ahondemos más acerca de este maestro inmortal.
Confucio nació en 551 a.C. en el principado de Lu, la actual provincia Shandong, en el corazón de una familia noble, aunque en decadencia, descendiente de la dinastía de Chang (siglos XVII-X aC). Habiendo contraído matrimonio y en busca de fortuna, labora como intendente para el príncipe Lu. Sin embargo, al ser impracticables sus principios de manera concreta, por falta de apoyos del príncipe, abandona provisionalmente sus funciones como administrador.
En 530 inaugura una academia, donde los hijos de personajes importantes de la sociedad china, se instruyen sobre el arte de las buenas maneras para triunfar en el ámbito público.
Sus ideales sociales
Confucio viaja por varios estados enemigos en busca de un mandatario que le diese las facilidades para implantar sus utopías sociales. Fue en esa época cuando se encontró con el sabio Lao Tse. En 501, el príncipe Lu lo manda llamar para ofrecerle el puesto de prefecto de Tchong-Tu y posteriormente el de ministro de justicia. Confucio toma provecho de la ocasión para instaurar reformas basadas en las costumbres de la antigüedad, exponiendo un moralismo riguroso y una honestidad cabal. A la postre, parte de nuevo y se dedica a predicar en las cortes de Wei, Chen y Cai.
Sus obras
En 483 retorna a Lu para llevar una vejez dedicada a culminar su obra magna: el compendio más grande y relevante de sabiduría china: los Cinco clásicos, que está integrada por “El libro de los documentos”, “El libro de los cambios”, “Memorial de los ritos”, “Anales de primavera y de otoño”, y el “Libro de las odas”. Confucio Muere en 479.
Confucio y los griegos
Su figura es comparable a la de los grandes filósofos griegos, como Platón o Aristóteles, que buscaron afanosamente un gran líder gobernante, que los apoyara en la implementación de sus modelos sociales, para la puesta en práctica de sus teorías; sin embargo, a estos padres de Occidente no les fue posible lograrlo por diversas circunstancias. En contraste, con respecto a Confucio- cuyo parangón más cercano a su talante grave y venerable es Solón, el legislador de Atenas-, si consiguió imponer una gran influencia en la política e idiosincrasia de la nación china, y hasta 1912 incluso, los Cinco clásicos fueron parte integral de todo programa estatal de ese país asiático.
De manera que, el ideal de sabiduría de Confucio se fundamenta en un retorno al venerable pasado como modelo ¿Pero para qué? ¿Con qué fin dirigir el intelecto a lo ya acontecido, en vez de hacerlo al porvenir?
Confucio y su veneración de un pretérito dorado
Fundamentando su perspectiva en los hábitos y costumbres inmemoriales, y en una profunda veneración por los antepasados, Confucio manifestó siempre un talante tradicionalista, y determinó de esa manera la evolución del pensamiento chino posterior, el cual, para reconocer como válida cualquier idea innovadora, se vería condicionado- siguiendo la ruta intelectual de Confucio- a caracterizarla como un rescate y una vuelta a la valiosa antigüedad.
Un pensamiento salvaguardador
A la postre, el rasgo “contradictorio” del pensar de Confucio se tratará de comprender como un anhelo de no dejar morir la moral aristocrática, que se hallaba en decadencia en su tiempo, por motivo de las profundas transformaciones sociales que se iban desencadenando. Es decir, Confucio se habría percatado que la nobleza lograría conservar su privilegiada posición, en cuanto no buscara justificarla en razones de heredad, sino más bien, en principio de una autoridad de tipo moral, que se adquiere por medio de una elevada educación y la adquisición de cultura.
Una propuesta contradictoria
Esto podría explicar el motivo del porqué se han propuesto lecturas encontradas con respecto al sentido de las ideas de Confucio: y así, si para algunos estudiosos la figura de Confucio fue la de un auténtico y osado reformador, para otros autores, no se trata sino de un personaje conservador, decidido a hacer perdurar el rol señero y privilegiado de una aristocracia en total declive. Lo cierto es que, la distinción completa que otorga a las cualidades morales, puede explicarse como un posibilitador para la democracia, pero al mismo tiempo, puede servir como la fundamentación ideológica para el cultivo y fomento de un unanimismo moral, impuesto unilateralmente por las fuerzas del Estado.
Confucio y los filósofos griegos: rumbo a la sabiduría
Pero también es posible que la filosofía tradicionalista de Confucio, sea sólo eso, un amor hacia una manera de experimentar la realidad que ya no se cultiva, como Platón lo planteó con respecto al pensamiento de los presocráticos, y que, en relación a Confucio, apunta a una recuperación de un talante singular de pensamiento. Tal vez lo que buscaba, era experimentar el ámbito social, como orientado a un religamiento de los valores profundos del hombre y del mundo. Acaso este religamiento nacía de una intuición mística de las naturalezas humana y terrenal reunidas. Así le sucedió a los griegos, pero mientras que Platón y Aristóteles se decantaron a rescatar esa sabiduría a través de la relación del logos con la naturaleza terrenal, la physis; los chinos por su parte, a través de Confucio, se abocaron a realizarlo a través de ponderar la formación cultural humana, su muy peculiar paideia.
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