Un mito es un relato que nos cuenta acerca del destino de un dios o de un mortal, cuya suerte lo ha distanciado del resto de los hombres. Nadie sabe quién es el creador de un mito, pero es capaz de inspirar a muchos autores durante generaciones enteras. Tal perdurabilidad está relacionada con la adaptabilidad de los mitos.
Un mito puede presentarse en muchas versiones distintas, pero todas ellas cuentan con elementos inalterables. Por ejemplo, Electra es una princesa que está de luto, de acuerdo a Esquilo y una mujer casada con un campesino, según Eurípides, pero en todas las versiones es una hermana que auxilia a su hermano vengando a su padre, asesinando a su madre.
La extensión de algunos mitos motiva que los artistas se acerquen a ellos de manera fragmentaria. En este sentido, Sófocles trata de modo separado la etapa criminal y la vejez de Edipo.
Al conjunto de mitos helenos, se le conoce como mitología griega. En general se trata de un auténtico folclore donde pueden hallarse combinadas versiones distintas y a veces contradictorias de una misma historia. No obstante, ninguna versión es más verdadera o válida que las demás, si bien, algunas son más famosas que otras.
El conocimiento acerca de los mitos griegos era desigual, aunque estaba bien extendido entre los habitantes de la Grecia Antigua. Eran al mismo tiempo presupuestos y enriquecidos en las obras que inspiraban. Basta con recordar los mitos creados por Platón, aunque que sus relatos no forman parte del corpus de la mitología griega, en un sentido estricto.
Más bien, los mitos de Platón eran ficciones que tenían un objetivo filosófico que el discípulo de Sócrates decidió crear, porque sabía que los mitos tienen la capacidad de retener la atención de los lectores, los escuchas: son capaces de seducir y por esta vía convencer.
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