miércoles, 3 de abril de 2013

Plutarco y las doctrinas del platonismo medio

Plutarco colocó al platonismo como la base racional de la religión, partiendo de una idea de Dios como la máxima bondad, accesible solo por la intuición.


En el siglo I de nuestra era, apareció una vertiente filosófica que intentará darle nuevos bríos a las doctrinas de Platón, tomando ciertos elementos esenciales y agregando otros de distinta procedencia. Tal corriente de pensamiento fue el platonismo medio. Al ser casi imposible que una escuela de este tipo se mantuviera alejada de las tradiciones religiosas de su tiempo, el platonismo medio se vio influenciado por varios fideísmos y creencias, lo que dio como resultado que en esta tradición filosófica se combinaran nociones como la trascendencia de la divinidad y la teoría de los seres intermedios, teniendo como marco un profundo misticismo.

Aunado a lo anterior, hay que mencionar que el platonismo medio no tendrá una unidad distintiva: algunos de sus cultivadores tratarán de volver a una suerte de ortodoxia doctrinal, capaz de rescatar el sentido auténtico del platonismo. Además, censuraban a otras escuelas que a su juicio eran inaceptables, como por ejemplo el estoicismo y el peripatetismo. Pero otros exponentes del platonismo medio, gustaban de tomar de una fuente o de otra diversos elementos, agregando a su filosofía lo que más les era conveniente y tratando de combinarlo de la mejor manera posible.

Puente entre filosofías

El platonismo medio puede verse como una suerte de filosofía de transición: entre la Academia platónica como tal y el posterior, neoplatonismo. Y si bien en algunos rasgos anticipa a este último y por supuesto, abunda en componentes de la primera, en realidad el platonismo medio queda evocado a la perfección como un mar en donde desembocan varios ríos con sus corrientes entremezcladas.

El filósofo más importante del platonismo medio fue Plutarco. Este pensador nació en Queronea en el año 45 y se trasladó a la ciudad de Atenas para instruirse en matemáticas y filosofía. Plutarco fue cercano confidente de importantes personalidades de Roma, urbe a la cual acudía frecuentemente. De hecho, se cuenta que el emperador Trajano había instruido a sus subalternos para que, antes de tomar cualquier decisión o de poner en práctica alguna iniciativa, consultaran antes a Plutarco.

Este filosofo también laboró varios años como sacerdote del templo de Apolo, en Delfos. De entre las obras más destacadas de Plutarco hay que mencionar sus Vidas Paralelas, las cuales incluyen biografías de relevantes personajes de Grecia y Roma; Moralia, De Isis y Osiris, Comentarios acerca de Platón y varios otros escritos de astronomía, religión, ética, pedagogía y como era un tanto habitual en os platonistas medios, panfletos en contra de escuelas filosóficas rivales como la epicúrea o la estoica. Este prolífico autor falleció en el año 125.

Prolífico sabio

En Plutarco se hacen patentes, más allá de su apego pleno al platonismo y de sus batallas en contra del epicureísmo y el estoicismo, sutiles influencias del escepticismo particular de la Academia Media y Nueva, así del pensar ecléctico de Atíoco y especialmente del neopitagorismo.

Pero además, todo lo anterior lo combinó con un cierto gusto por la revelación, el entusiasmo divino y la profecía. Si el platonismo era tomado como el fundamento racional de las creencias religiosas, entonces Plutarco debía atacar a otras escuelas filosóficas consideradas como falaces interpretaciones de las verdades de la religión. La transformación de los dioses en fuerzas de la naturaleza, en mitos o héroes, era tomado por Plutarco como la consecuencia de una destructora desconfianza, capaz de dañar la moral tradicional, la vieja religión y el sentido de la patria.

Vivencia inefable

Plutarco colocó al platonismo como la base racional de la religión partiendo de una idea de Dios, como la máxima bondad, sin que exista opción alguna de mediación entre Dios y sus criaturas, salvo una especie de intuición inmediata. Esta última puede considerarse como un antecedente de la teoría de Plotino acerca del éxtasis.

Para Plutarco, mientras los humanos nos encontramos en la realidad terrenal, lastrados por la corporalidad, no tenemos oportunidad alguna de interactuar con Dios, salvo los tenues acercamientos que nos proporciona la reflexión filosófica, los cuales son similares a ensoñaciones. No obstante, en cuanto las almas de los hombres hayan quedado liberadas, y puedan así acceder a la región de lo inmutable, lo invisible y puro, tal Dios será el guía de quienes dependen de él y así contemplarán bellezas indescriptibles.

Otros destacados exponentes del platonismo medio fueron Eudoro de Alejandría, Albino, Apuleyo, Ático, Celso y Máximo de Tiro.



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