Dicen que los ojos son las ventanas del alma. Sin embargo, más allá de relacionarlos con la parte más espiritual del ser humano, cabe vincularlos con la carnalidad más arraigada. En la siguiente secuencia en slow-motion, se observa la dinámica singular que tienen los ojos. Tal y como sucede con ciertos procesos del cerebro y actividades del organismo que no dependen de la conciencia para llevarse a cabo, así igual la movilidad de los ojos- fuera de contexto-, fuera del rostro que los enmarca, parecerían ser extraños seres provenientes de oscuras regiones, autónomos y agitados permanentemente.
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