Es imposible dejar de recordar de vez en vez- como aquí lo haremos, a continuación- la figura inusual de Charles Fort (1874-1932) escritor y periodista norteamericano; que dedicó los mejores años de su vida en la recopilación de noticias y reportes, sobre los acontecimientos más sorprendentes de la naturaleza. Su labor fue una tentativa asombrosa de creación poética, pseudociencia y atisbos místicos y visionarios de la realidad.
El mundo oculto
Para Charles Fort, el mundo estaba colmado de extraordinarios acontecimientos que no siempre eran atendidos con los métodos adecuados por la ortodoxia científica. Es por eso que, durante años, este pequeño señor con apariencia de morsa, pero poderoso intelecto y curiosidad insaciable, se dedicó a recopilar testimonios, informaciones y notas sobre los acontecimientos más inverosímiles que se hubieran presentado a lo largo de la historia.
Fort llegó a ser tan dedicado- acaso obsesivo-, en esta labor, que llegó a reunir más de 10,000 registros acerca de estos temas. Se sabe que tapizaba los muros de su casa con todas estas notas y recortes, a fin de aprovecharlas en sus investigaciones. Su libro más importante, el “El Libro de los Condenados”, es fruto de este trabajo extenuante pero por demás provechoso.
El Mar de los Sargazos del firmamento
En esta obra mencionada, Fort expone y defiende la plausibidad de diversos sucesos insólitos, así como extraordinarias teorías, todos “condenados” por las autoridades científicas y académicas. Por ejemplo, es célebre su capitulo acerca de las lluvias extrañas; y es que, de acuerdo a sus investigaciones, del cielo ha caido toda clase de objetos: tormentas de todos los colores, olores y consistencias, sustancias variopintas, animales de varios tipos y tamaños, vivos o putrefactos. Ademas, precipitaciones pluviales de sangre y de carne, o de monstruosos bloques de hielo,etc.
De acuerdo a Charles Fort, esto se debe a que, en la estratosfera, existe un enorme continente desconocido y flotante, en donde extrañas leyes físicas dominan y enigmáticos seres llevan una existencia por completo allende a toda forma de comprensión. La fantasía de Fort, en este sentido, no conoce fronteras y se ve imbuida por ráfagas de elocuencia poético-literaria. llenas de imaginación, aunque con muy escasa plausibilidad científica.
Intuyendo el prodigio de lo real
Actualmente, todavía existen sociedades de estudio acerca de los textos de Fort. Incluso el popular H.P. Lovecraft, se declaró admirador de su trabajo, que bien pudo inspirar varias de sus obras fantásticas más recordadas. Fort es como un filósofo presocrático, extraviado en una era discorde a su temperamento; es como Poe, en su poema “Eureka”, explicando los misterios del mundo a fuerza de inspiraciones y corazonadas. Pero el ímpetu de estos visionarios, no debe ser tomado a la ligera, porque la motivación de sus ensayos y consideraciones es la misma que anima a las más importantes y respetadas teorías científicas: un ansia de vida que no cabe en el alma y sus insondables profundidades.
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