Los mayas poseían un complejo panteón en donde abundaban dioses ancianos y sabios, monstruos cósmicos y animales divinos.
Diversos rituales y simbolismos definieron la perspectiva maya en su distinción del ámbito humano y el divino. Los ceremoniales relacionados con los reyes exponían una especial relevancia, puesto que justamente estos aspectos simbólicos y rituales, en parte, justificaban la autoridad “divina” que precisaban los gobernantes mayas.
Las deidades mayas tenían diferentes formas, generalmente con atributos de animales, por ejemplo, el águila, el jaguar y la serpiente. Estas figuras aparecían con frecuencia en obras de arquitectura o en pinturas realizadas en los muros.
Bestia celestial
Existía una representación frecuente en el arte maya: el monstruo cósmico o bicefálico. Era un ser con dos cabezas, ubicadas cada una de ellas en sus extremidades, lo cual simbolizaba la contraposición entre el Sol y Venus. Con una figura similar a la de un cocodrilo, ornamentaba el área oeste de las edificaciones, como una referencia a Venus, que excluye al Sol del inframundo. En Popol Vuh, libro sagrado de los mayas, el monstruo cósmico es presentado como un demonio, cuyo fenecer inauguraba un tiempo de esperanza para este pueblo.
Itzamna
En las postrimerías del siglo XIX, Paul Schellhas identificó a cada una de las deidades del panteón maya, con una letra del alfabeto latino. Uno de ellos era Iztamna, cuyo nombre significa “casa del lagarto” y era uno de los señores de Xibalba, el inframundo de los mayas. Se le identificaba por tener rostro senil, ojos cuadrados, pupilas con forma de espiral y un cuadro grande en la frente. Además de ser grandemente venerado por los mayas, se le reconocía por mandar sobre los dioses menores y se le relacionaba con otro ser divino: un pájaro celestial similar a un cóndor.
Pauahtun
Esta era una de las presencias más complejas del universo mítico de los mayas. Pauahtun era una de las cuatro deidades que sostenían el firmamento. Se le representaba sobre una tortuga o en una telaraña. Comúnmente llevaba como atavío una malla en la cabeza. Pauahtun era el dios de las montañas y del trueno. Sus características particulares lo relacionan con los monos escribas de las mayas, y por ende, con las artes y la cultura.
El jaguar
Uno de los elementos capitales dentro del cosmos simbólico de los mayas. El jaguar era sumamente venerado por las antiguas culturas mesoamericanas. En las representaciones del inframundo maya, el dios jaguar aparece con frecuencia y se le reconoce por su nariz chata y pelo con motas. En muchas ocasiones se le ve montando a un caimán. Se le veneraba como el protector de los guerreros. Es un habitual acompañante del Chac, dios maya de los rayos y la lluvia, en escenas de danzas y ritos sacrificiales.
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