El mal en el mundo parece hacerse más manifiesto que el bien. Esta perspectiva ha sido abordada por la teología en repetidas ocasiones. Y es que, a diferencia de los milagros, que son más escasos de lo que podría desearse, ciertas dinámicas de la naturaleza, son tan perjudiciales para la vida humana, y al mismo tiempo tan meticulosas en cada etapa de su acontecer, que parecerían orquestadas con nociva premeditación y no tanto fruto de un azaroso e inocente impulso. Un ejemplo de ello lo tenemos en el siguiente video, una captura al mismo tiempo fascinante y terrible, en donde un parásito de la malaria invade una célula, con los devastadores efectos que ello acarrea. El parásito Plasmodium, responsable de la malaria, se trasmite por la picadura de insectos infectados, y produce un millón de defunciones al año en todo el mundo.
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