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sábado, 17 de marzo de 2012

Piero di Cosimo: "Perseo rescatando a Andrómeda"


Una obra del renacentista Piero di Cosimo, puede dar reveladoras lecturas acerca del combate interior que todos vivimos.


Perseo rescatando a Andrómeda (1515) es una obra del artista florentino Piero di Cosimo (1461-1521). Olas colosales y violentas reflejan el pavor que motiva el monstruo que acecha a la bella Andrómeda, la cual yace encadenada a un peñasco. El héroe Perseo, quien acude en vuelo al auxilio de su princesa, se muestra en doble representación: primero ingresando a escena por la derecha y posteriormente, colocado sobre el monstruo con la espada en ristre, listo para ultimar al terrible engendro marino.

Gloria antigua

Las pinturas de tema mitológico eran muy frecuentes y populares en los tiempos de Piero di Cosimo. Quizás porque quienes encargaban estas pinturas y ornamentaban sus hogares con ellas, deseaban dar la impresión de ser conocedores de los textos clásicos, siendo que tales documentos estaban de moda en aquellos tiempos de Renacimiento humanista y floreciente. Perseo rescatando a Andrómedaformaba parte de una colección que engalanó los interiores del Palacio de los Strozzi.


Genio y figura


Piero di Lorenzo, conocido posteriormente como Piero di Cosimo, en honor a su maestro Cosimo Rosselli, fue un gran pintor, a la altura de los grandes nombres del Quatrocentto: Boticelli, Perugino, Pollaiuolo y Signorelli. No obstante, por su misma genialidad, tenía la tendencia a componer sus obras de una manera tan poco ortodoxa que se generaron muchos rumores acerca de su estilo de vida. Giorgio Vasari menciona que Piero di Cosimo era considerado extravagante y misántropo. Se cuenta que vivió recluido durante años, alimentándose solamente de huevos duros. Pero su arte exquisito, caracterizado por una ingenuidad cautivadora y un patente erotismo, lo hacen parecer adelantado a su tiempo, de una cierta modernidad. De hecho, su tendencia a lo fantástico, su predilección por los seres extraordinarios y bizarros, fueron aspectos que lograron su revalorización estética posterior, por parte de los surrealistas. Piero di Cosimo fue un maestro en la captación de la naturaleza, la intimidad y en la exploración del color.

Vencer con el arte

En Perseo rescatando a Andrómeda se puede efectuar una lectura simbólica reveladora. Se sabe que el mar es un referente de la fuerza vital inagotable, pero también del abismo que lo absorbe todo. Por lo tanto, es un ámbito contradictorio y primordial, siendo que también simboliza al inconsciente. Justo de este espacio surge el monstruo marino que busca devorar a Andrómeda. El monstruo alude a aspectos amenazadores de la naturaleza, pero también del propio espíritu: refiere a las dificultades y pruebas que existen en la ruta del desarrollo de la personalidad. Andrómeda por su parte, es una virgen: inocencia y posibilidades por realizar. Su destino en las fauces del monstruo señala un sacrificio, una ofrenda de ser. 

Pero he aquí que tenemos a Perseo, un héroe que, imaginado por Piero di Cosimo, puede volar, y tiene una formidable espada. Esto alude a las aves. Un detalle importante es que los psicoanalistas comprendían a la figura del ave como una proyección interior de un durmiente contemplando su propio sueño, es decir, lo más profundo de la conciencia. Y, por otro lado, la filosa arma del héroe señala a la separación entre lo bueno y lo malo, es decir, la justicia, el orden.

Con estas claves podemos interpretar que, en Perseo rescatando a Andrómeda, el verdadero combate acaso se presenta en lo que no se percibe de manera visual, por lo menos no directamente. En última instancia, ¿quién fue el verdadero monstruo, aquel ser marginado de costumbres extrañas y talante huraño? Tal vez la criatura que emerge del mar, es decir, de lo más profundo del alma, no sea sino una proyección del propio Piero di Cosimo. Y de la misma manera, otras facetas de su personalidad, como por ejemplo, su pureza interior, imaginativa y libre, con todas sus posibilidades de ser, sacrificada ante las circunstancias de vida; o bien, su voluntad creativa, redentora, justa y ordenadora de su personalidad, se vean reflejadas en Andrómeda, Perseo y los demás personajes de esta obra. Quizás la composición más bella, acaso no culminada jamás, por parte de Piero di Cosimo, haya sido intentada, con arte, vida y corazón, en su propio e intenso interior.


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