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domingo, 22 de junio de 2014

In-A-Gadda-Da-Vida, el himno siniestro

Existe un oscuro tema musical que marcó para siempre la trayectoria de un importante grupo de rock, y que aún sigue inquietando por su contundente propuesta. Se trata del corte “In-A-Gadda-Da-Vida” de Iron Butterfly. Vamos a comentar un poco acerca de su gestación y su influencia dentro de la cultura popular.



Viaje al fondo de la inconsciencia

Fue en el año de 1968- relevante en tantos sentidos-, cuando el grupo Iron Butterfly grabó este tema musical de rock ácido y tendencia psicodélica. Se dice que su título original era “El Jardín del Edén”, sin embargo, a lo largo de los ensayos y la grabación del corte, el cantante Doug Ingle, inmerso en un viaje psicotrópico, interpretó este título en esa jerigonza ominosa, que terminó derivando en el título final de la canción.

La importancia de “In-A-Gadda-Da-Vida” radica en que, esta exploración musical de la psicodelia, abrió los umbrales del heavy metal, lo que se hace patente en detalles como su inconfundible riff de guitarra y sus prodigiosos solos de batería. Conjuntos musicales tan exitosos como Led Zeppelin y Deep Purple, le deben mucho a este himno de las sombras creado por Iron Butterflay. “In-A-Gadda-Da-Vida” es una transición extrema, un descenso sin tregua desde las simas del alma, hacia los lúcidos ínferos del metal.



El lenguaje del dragón escarlata

Aunque el tema In-A-Gadda-Da-Vida ha sido incluido en varias elaboraciones artísticas, principalmente en el cine y en producciones televisivas, sobresale su utilización en la excelente cinta ochentera de Michael Mann, Manhunter (1986) protagonizada por William Petersen y Brian Cox. Se trata de la primera incursión al universo de Hannibal Lecter, desarrollado por el escritor Thomas Harris. Francis Dollarhyde (Stephen Lang) un gigante tímido y tartamudo, se transforma eventualmente en un feroz asesino psicópata, “el dragón rojo” quien tiene que ser detenido por Will Graham (Petersen), un agente del FBI, antes de que lastime a más inocentes.

En una secuencia impresionante, ambientada por los siniestros acordes y la voz aguardentosa de Doug Ingle, en “In-A-Gadda-Da-Vida”, Petersen se arroja por unos ventanales para enfrentarse contra Dollarhyde, disfrazado de su letal alter ego. La dualidad del título de la canción, El Jardín del Edén- “In-A-Gadda-Da-Vida”, parece aludir una posible identificación del héroe con el criminal, una metafísica monstruosa, señalando tal vez que la luz y las tinieblas son ecos hermanos de un mismo vacío, y que todo paraíso no deja de ser un territorio de inefable trascendencia, tan sublime como insoportable.


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