Darwin y el darwinismo

Charles Darwin (1809-1882) fue oriundo de Shrewsbury, Inglaterra, y desde muy joven se interesó en la química y las rocas. Curiosamente no se entusiasmó tanto por la biología. Después le atrajo el fenómeno de cómo cambian de apariencia los animales, luego de observar los restos de unos invertebrados marinos en la Universidad de Edimburgo y de su larga y fascinante travesía, la cual no solamente le permitió descubrir tortugas gigantes, sino además lo que parecían restos de diferentes clases de seres humanos. Conozcamos más acerca de Darwin y el darwinismo.

Darwin registró sus conclusiones en un famoso libro: “Sobre el origen de las especies por medio de la selección natural, o la preservación de las razas favorecidas en la lucha por la vida” (1859). En esta obra Darwin nos ofrece varios ejemplos de especies que apenas habían sido descubiertas, en su tiempo, para intentar ampliar una teoría que ya se había planteado y así lograr la demostración de que las especies relacionadas tuvieron, alguna vez, un ancestro común. 

Darwin se aventuró en ampliar bastante su teoría para incluir en ella a la especie humana, lo cual implicaba un abierto desafío a muchas de las suposiciones de su época. Inclusive consideró a los valores morales como otra variación de conducta, generada más bien, de manera aleatoria. El objetivo de esta última no sería otro que incrementar las posibilidades de preservación de la especie. 

Para muchos pensadores, tal aplicación de la teoría de la selección natural al ámbito de la cultura y la sociedad humana, no es adecuada. Sin embargo, aún con ello, la teoría capital de Darwin ha sido aplicada  con frecuencia y lamentablemente con las peores intenciones posibles. 

Es triste recordar como Hitler la utilizó como justificación para su purificación étnica en el continente europeo, y no hace mucho tiempo, en la década de 1970, el gobierno estadounidense se valió de ella para justificar un programa de esterilización de los indios de aquella nación norteamericana.