Cantares de gesta y romances

“Gesta” en latín significa “hazaña”, “hecho señalado”.  De manera que, los cantares de gesta, son poemas narrativos (que se compartían cantando) y que tratan acerca de gloriosos episodios de héroes que encarnan las almas de los pueblos: son admirables figuras que representan la colectividad. Surgieron aproximadamente en el siglo IX y por lo general, tienen por temática acontecimientos guerreros. De entre los cantares de gesta más antiguos, destaca el “Cantar de Roldán”, compuesto a finales del siglo XI. 

Estas obras literarias, estaban destinadas a ser cantadas con un acompañamiento musical. Por lo cual, eran memorizadas y solo después, se ponían por escrito. Los cantares de gesta se escribían en verso y estaban divididos en estrofas de extensión variada, denominadas “tiradas”. Los versos que incluyen están construidos de acuerdo a un principio de asonancia, es decir, la repetición de las últimas vocales de una palabra, y no tanto por la rima. 

Los orígenes de los cantares de gesta pueden ser varios: la imaginación popular, o bien, las epopeyas carolingias o cantilenas, escritas en los santuarios religiosos por los clérigos, parecidos en su forma a los cantares de santos, y con versos decasílabos y octosílabos.

De los cantares de gesta compuestos en castellano, únicamente se ha conservado el “Cantar del Mio Cid”, el cual fue escrito hacia 1200 y que está considerada como la primera creación narrativa de cierta extensión, escrita en castellano, o mejor dicho, en el castellano que se hablaba en los tiempos de la Edad Media.

Ahora bien, en este punto conviene hablar acerca del romance. Se trata de un poema oral con un patente componente narrativo, el cual se interpretaba entre declamando y cantando, de manera similar al rap de nuestros días.

En las postrimerías del siglo XIV comienzan a ser recopilados en romanceros, y así se conservaron, aun cuando hayan sido frutos de la inspiración de un juglar, pero que, paulatinamente, se fueron enriqueciendo con el ingenio y el gusto popular.