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jueves, 27 de septiembre de 2012

"Divina Comedia" Infierno canto XIII: El bosque de los suicidas

Los poetas arriban a un agreste bosque, en donde, en arbustos espinosos y agobiados por arpías, yacen las almas de los que atentaron contra su vida.


Los poetas cruzan por el séptimo círculo infernal, el de las almas violentas. De pronto arriban al segundo recinto. En ese lugar se encuentra una fronda densa y agreste. Virgilio le informa a Dante que ese lugar es el bosque de los suicidas, el cual se encuentra vigilado por las feroces Arpías. Las almas de los que atentaron contra su vida, por su propia mano, son enviadas por Minos a este áspero paraje. Allí, justo en el sitio en donde caen las almas condenadas, crecen formaciones arbóreas, mismas en donde yacen cautivas. Las Arpías, al trozarlas, les hacen emitir agudos lamentos.


Mientras Dante habla con el alma de Pier Della Vigna, aparecen huyendo, desnudos y perseguidos por voraces perras, los espíritus de Lano da Siena y Giacomo da Sant´Andrea. En su frenética fuga, destrozan varios arbustos, los cuales gimen desconsolados, uno de ellos, tal vez Rocco dei Mozzi, dialoga con Dante acerca del modo en el que, luego de dilapidar su fortuna, se ahorcó en su propia casa.



Tortura alada

Dante probablemente se inspiró, para el desolado ambiente del bosque de los suicidas, en la Maremma Toscana, lúgubre fronda llena de fieras y plantas espinosas, ubicada a lo largo del litoral tirreno. Las arpías, por su parte, son criaturas mitológicas, despiadadas y agresivas. Se trata de híbridos con rostro femenino y cuerpo de ave de rapiña. Son descritas por Virgilio en un célebre pasaje de su Eneida.

Envidia funesta

El dolorido arbusto con el que Dante habla en primera instancia, contiene el alma del suicida Pier Della Vigna (1190-1249). Este personaje, importante jurisconsulto, tras ser uno de los favoritos de Federico II, en el reino de Sicilia, por envidias e intrigas, perdió sus favores, le fueron quitados los ojos y terminó encarcelado. Della Vigna entonces, se suicidó estrellando su cabeza contra los muros de su calabozo. Dante parece creer en la inocencia de Della Vigna, puesto que lo ubica en su Commedia en este ámbito, y no en uno posterior, el noveno círculo, el de los traidores. Además, Alighieri parece reconocer en esta alma desafortunada, cierta dignidad poética, puesto que su modo de expresarse tiene algo de trovadoresco y propio de la escuela poética siciliana.



Almas en fuga

Los dos fugitivos acechados por canes que huyen por entre el bosque de los suicidas, son Lano da Siena y Giacomo da Sant´Andrea. Ambos, juerguistas famosos, dilapidaron sus fortunas y al verse en la ruina, provocaron directa o indirectamente su muerte. Las perras negras que los mortifican son simbolizaciones de los torturantes remordimientos, o bien, de acuerdo a perspicaces autores, una irónica prolongación ultraterrena, de losacreedores que los persiguieron en vida.







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