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sábado, 7 de abril de 2012

Sebastiano Ricci: "Neptuno y Anfititre"

Sebastiano Ricci, en una interpretación festiva de la mitología clásica, quizá nos proponga una mirada llena de júbilo metafísico hacia la realidad. Durante el siglo XVII se generó en Italia uno de los periodos de mayor fineza artística, teniendo como núcleo impulsor a Venecia, en donde se produjo la cima del Barroco tardío de estilo clasicista. Justo en ese marco, es donde sobresalió la figura de Sebastiano Ricci (1659-1734). Este talentoso pintor fue quien dio inicio de la mejor pintura veneciana del siglo XVIII, la cual surgió del arte ornamental del XVII.


La obra de Ricci, bella y grácil, exhibe referencias a grandes creadores artistas italianos, como Luca Giordano, Correggio, los Carracci, e incluso, aunque en menor grado, a Rafael. Neptuno y Anfititre forma pareja de otra hermosa pintura de Ricci, Baco y Ariadna. Ambas abordan temas de la mitología clásica, desde la perspectiva de Ovidio. La primera, se refiere a una escena de Neptuno, dios del mar, y su consorte, la nívea Anfititre; la segunda nos presenta las nupcias de Baco, deidad del vino y el placer, con Ariadna, princesa de Creta.

Obras gemelas

Si bien estos cuadros no están fechados, por su particular estilo y temática se les considera como productos de la etapa romana de Ricci, el cual, durante su carrera, realizó numerosos viajes de trabajo a los Países Bajos, Francia e Inglaterra, aunque siempre retornando a Venecia. Neptuno y Anfititre y Baco y Ariadna tienen una estructura parecida, con varios personajes organizados en una formación circular alrededor de sendas féminas cautivantes, Anfititre y Ariadna, las cuales se constituyen en protagonistas indiscutibles de las pinturas, luciendo idéntica blancura en su piel.

Ambas composiciones manejan combinaciones cromáticas vibrantes y llenas de brillo, lo cual aumenta la sensación de dinamismo en las situaciones representadas, todo movimiento y apertura. Y si bien la pintura de Ricci es un tanto suntuosa, de acuerdo al gusto de su época, allende este oropel se deja sentir un delicado refinamiento que anticipa lo mejor del Rococó posterior.

Sabiduría estética

Neptuno y Anfititre expone el estilo incomparable de Ricci: alegres contenidos, una virtuosa ejecución, figuras en las posturas más variadas, dispuestas con elegante naturalidad y un dinamismo pleno, manifestado a través de numerosos contrapostos y escorzos en impecable integración dentro del planteamiento general de la obra.

Esta composición, Baco y Ariadna y en general, este tipo de pinturas por parte de Ricci, a través de su brillante manifestación, tal vez no nos señalen tanto lo vistosa que puede ser la realidad en sus detalles- o en las delicias fugaces del instante- sino más bien, en la profundidad que se abre- libertad infinita- para quien se deja inundar por el júbilo de contemplar el mundo- siempre- como si fuera por primera vez.


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