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martes, 13 de marzo de 2012

Mimmo Paladino: "Ronda de noche"

A partir de la reelaboración fascinante de un cuadro de Rembrandt, Mimmo Paladino nos propone un reconocimiento de nuestros sueños, intuiciones y fantasías.


En la obra del artista italiano Mimmo Paladino (1948) puede hallarse un vasto abanico de opciones expresivas. El singular estilo de Paladino concilia posibilidades estéticas, en teoría, contradictorias. Sus obras son figurativas y abstractas al mismo tiempo; composiciones puras pero, así también, ensambles con detalles de relieve, orientadas a la tridimensionalidad, aptas para ser consideradas como esculturas. Además, como veremos a continuación, las creaciones de Paladino son en última instancia, dispositivos de visionaria sabiduría.

Una obra sorprendente

La Ronda de noche es una obra de grandes dimensiones (300 X 400 cm), por lo tanto, ambiciosa e impresionante. Su título alude, aparentemente por una mera casualidad, al homónimo y célebre cuadro de Rembrandt. Sin embargo, la obra de Paladino no es de lectura tan accesible como la pintura de Rembrandt- realizada tres siglos atrás- principalmente por el hecho de que la iconografía de Paladino es evasiva a cualquier hermenéutica ortodoxa. Los signos, eventos y personajes que habitan La Ronda de noche de Paladino, son productos directos de sus mundos interiores, viajeros de una individualidad única y fascinante.

Dimensión de sueños

La clave de comprensión de la Ronda de noche es el virtuoso manejo de los espacios utilizado por Paladino. Pueden captarse en esta obra diferentes interpretaciones del espacio. De entre los protagonistas del cuadro sobresale la extraña pareja que hace guardia en una especie de tienda de campaña, la cual los pone a salvo de las criaturas de la noche que pululan en el exterior. Gran parte del espacio de la obra esta colmada por figuras yuxtapuestas, sin volumen, liberadas en un ámbito cuasi onírico: entidades híbridas y fantásticas, flotando en una dimensión de prodigios.

Visiones de lo absolutamente otro

Otra pauta para leer la Ronda de noche de Mimmo Palatino es reconocer su desafío de alteridad. Se nos invita a explorar una combinación de elementos de la realidad convencional, pero estructurados en una alternativa que la torna absolutamente diferente. Una referencia directa es la manera sui genreris, atrevida y libre en la que el autor supo interpretar la "Ronda Nocturna" de Rembrandt. Así como la estilizada pareja contempla los remolinos de otredad que se desencadenan más allá de su refugio- quizás un trasunto de la cordura, o bien, de la individualidad-; Paladino nos invita a realizar una ronda nocturna de nuestra propia imaginación y así, descubrir los muchos mundos que puede devenir la realidad cotidiana, enriquecida y expandida, por los detalles que el re-conocimiento de la intuición, los deseos y los sueños le pueden obsequiar.

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