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jueves, 23 de julio de 2015

Fusión Creativa: Libro muerto, crisol de vida y ser

Por Martha Lucía Gallego López y Jesús Ademir Morales Rojas

Una imagen nos motiva a mirar y a describir con palabras lo captado, pero a la vez ese discurso define una manera de darse de la conciencia. Un antiguo libro que hace surgir una roja flor. Es una imagen que nos hace pensar y expresar tanto. Tal vez estemos ante un libro muerto, uno muy antiguo. Parecería que tiene muchos años encima, pero se trata de una temporalidad cargada de vida, puesto que como si fueran arrugas las palabras, cada una expresa una experiencia vital, algo único, irrepetible y sobre todo abierto a la humana comprensión.


II

Tenemos un libro viejo, uno que parece inerte, con marcas de dedos en sus páginas pero también de viento. Revela la huella de muchas presencias pero también de una ausencia, un vacío que aguarda: un viento paciente que llegado el momento se lleva consigo las palabras todas, despojándolas de su sentido, ofrendándolas al silencio- cósmica manifestación de eternidad-, que lo devora todo, como un libro que se lee una sola vez y se recuerda su trama una y otra vez, repitiéndola en la memoria- como la vida en sus ciclos- pero sin volverlo a abrir jamás.

III

Es un libro que acaso ha sido ocultado de la humedad, la oscuridad y cualquier otro fenómeno que pudiera destruirlo: estrategias de la entropía para dejar su ser en un arrebatar silencioso. Es un libro viejo que hace surgir flores. Lo viejo puede ser un estorbo, una molestia, un fastidio, porque lo nuevo fundamenta su ser en opacar lo obsoleto. No obstante, quienes realmente saben leer un libro así, quienes sienten lo que las palabras vertidas en arte buscan hacer sentir y consiguen traspasar el falso oropel de lo nuevo. Es entonces cuando la voz de lo que se manifiesta en el silencioso corazón del mundo, a través de las polvorientas hojas de un libro antiguo, nos hace comprenderlo todo, en una caligrafía de universos en permanente recreación.

IV

Un añoso libro hace brotar una sugestiva flor escarlata. Cuántas letras, poesía, historia, aventura, vida, realidades allende de su propia manifestación, críticas, juicios y contemplaciones caben en este volumen infinito que podría titularse mundo. Pero ¿Este libro prodigioso, libro de libros, por quién es leído? En realidad esta cuestión solo puede ser pre-sentida: pensar en una divina lectura, abierta, libre, plena de descubrimientos y revelaciones, vale más, es humanamente más comprensible que la necesidad de un omnisciente lector. La trama del cosmos entreverada de objetos, pensamientos y construcciones de ideas, lo expresa todo, más allá de quien la lea: como una flor fragante creciendo en un viejo volumen- que podría ser cualquier cosa- exhibiendo su belleza natural e infinita.



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